Fotos: Enrique Silva
Después de varias fechas sin ganar en casa, los pocos aficionados se van contentos a casa.
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Luego de ya varias fechas sin ganar en casa, el aficionado santista se empezó a desesperar, empezó a dudar de su equipo y en esta fecha 10 se ausentó en gran manera de las gradas del TSM, muchos pensaban o decían que se sumaría una derrota más o el típico empate.
El partido comenzó, las gradas del TSM lucían bacías, sin ambiente y un poco tensas, ya que mientras transcurrían los minutos la incertidumbre y los nervios se acrecentaban. Tuvieron que pasar 33 minutos para que se escuchara el estallido de las gradas albiverdes, luego del gol de Julio Furch, un gol que regresó la esperanza y confianza a jugadores y afición, tan es así que justo a los 45 minutos la ventaja se aumentaría por conducto de Jonathan Rodríguez.
Para la parte complementaria, el aficionado santista se veía entusiasmado e ilusionado porque por fin su equipo iba al frente en el marcador y la victoria como local se veía más y más cercana. El miedo volvió por un instante cuando a los 58 minutos los Rayos descontaban en el marcador, pero con el empuje de la gente, Santos logró aumentar su ventaja con un gol de Tavares que llenó de alegría a toda la fanaticada Guerrera.
Faltando pocos minutos para el final, con solo un gol de ventaja, el miedo de la empatitis volvía, ya que al aficionado no se le olvida ese tema, pero a base de empuje y cánticos, Santos Laguna logró su victoria y por ende, dejó una gran alegría y satisfacción en el aficionado que se hizo presente en TSM. Siendo así, una gran victoria, ante poca afición, esa poca que confío en su equipo.
