La pretemporada del Santos Laguna arranca en un contexto difícil. Por segundo torneo consecutivo, el equipo terminó en el último lugar de la tabla general, y lo que es peor, inicia el Apertura 2025 en la temida zona de multas de la tabla de cociente, situación que obliga a un análisis crítico y a un compromiso real para no hundirse aún más.
En medio de esta crisis, el defensor Edson Gutiérrez habló con una sinceridad incómoda pero necesaria, dejando claro que el trabajo está ahí, pero la realidad es dura y la exigencia es mayúscula.
Pretemporada en medio de la tormenta
Aunque Santos Laguna está trabajando duro en Mazatlán, con dobles sesiones y máxima intensidad, la sombra de los malos resultados sigue presente.
“La semana que trabajamos en Torreón fue muy intensa. Estamos trabajando fuerte, pero nadie puede tapar el sol con un dedo: estar otra vez en el último lugar duele y preocupa a todos”, admitió Edson sin rodeos.
El plantel sabe que el trabajo físico y táctico es indispensable, pero no puede reemplazar la urgencia de resultados concretos y puntos en la tabla.
La llegada de Francisco Rodríguez: ¿un cambio real?
Con la salida del cuerpo técnico anterior, llegó el Profesor Francisco Rodríguez con promesas de intensidad y mentalidad ganadora, pero la pregunta que retumba es si este cambio será suficiente para revertir el presente alarmante.
Edson reconoció la buena disposición del grupo, pero sabe que palabras y entrenamientos no bastan:
“Estamos con la mejor disposición y máxima intensidad, pero la exigencia es clara: tenemos que cambiar la historia y salir del fondo. No podemos seguir jugando a ver qué pasa.”
Zona de multas y cociente: un lastre que pesa
El hecho de comenzar el torneo en zona de multas implica una presión extra que pocos equipos soportan sin pagar caro. Para Santos, el margen de error es mínimo y cada punto perdido puede profundizar la crisis económica y deportiva.
Esto no es solo un problema para el club; es una alerta para jugadores, cuerpo técnico y directiva de que la tolerancia es nula y que la exigencia debe ser máxima desde el primer minuto del torneo.
¿Qué hace falta?
Edson no esquiva la realidad:
“Sabemos que el fondo físico, la intensidad y el trabajo con balón son vitales, pero lo que realmente hace falta es sacar resultados. El equipo tiene que ser más agresivo, más concentrado y con hambre real de ganar. El último lugar no se cambia solo con entrenamientos, sino con actitud y carácter en la cancha.”
La presión sobre los Guerreros
Cada entrenamiento en Mazatlán está cargado de esa presión que asfixia, pero también motiva. La plantilla sabe que esta pretemporada es la última oportunidad para revertir la crisis y evitar un desastre mayor en el AP25.
La exigencia es alta y la paciencia, casi inexistente. Los aficionados, cansados y desilusionados, esperan un cambio radical y no solo promesas.
