Una de las personas que me ha tratado de enseñar de béisbol (aunque el alumno ha fallado y no ha podido aprenderle tanto como debería) ha sido el Profe Salvador Bores, quien fungió en su momento como anotador oficial del “20 de noviembre”, casa de los Tuneros de San Luis.
El Profe por su naturaleza de conocedor de este deporte, también ha sido un tipo muy exigente al momento de dar la anotación de las jugadas, no por nada los potosinos ostentaban casi siempre el nada honroso liderato en errores en la LMB.
Uno de los argumentos que me daba cuando preguntaba el porqué de una marcación era algo muy sencillo: “es un error, no estamos en la (liga) central”, y pensándolo bien tenía razón, la regla dice esfuerzos ordinarios, los que llegan a una liga profesional de (supuesto) nivel AAA, antesala de Grandes Ligas como lo es la liga de verano, es porque sus esfuerzos ordinarios son muy superiores a los de ligas amateurs o semi-profesionales.
Un tiempo después, pude conocer en el norte a un experto en anotación quien en forma de broma al preguntar sobre los criterios para deliberar cuando algo es error o es hit me pasó una regla que a él nunca le ha fallado… “lo que no se vaya entre las 'patas’ es hit”.
Algo raro está pasando en los criterios de quienes tienen los grandes lápices de varios parques, hay algunos en los cuales un batazo, si bien no se les va 'entre las patas’, no es realizado ni un esfuerzo ordinario y les marcan hit, aún y cuando tenían tiempo para hacerlo hasta sin presión, elevados que no corren bien los jardineros y son marcados como triples.
Ejemplos de esto los casos este fin de semana en Aguascalientes donde el pasado domingo, batazos conectados por Michael Wing en la tercera entrada, así como de Saúl Soto en la octava, fueron marcados como imparables cuando a todas luces eran pifias del segunda y tercera base respectivamente.
De igual forma, en Boston este lunes pasado cuando una pifia de Odubel Herrera permitió que entrara la carrera con la cual los Medias Rojas empataran el juego que a la postre ganaría Héctor Velázquez en extra-innings y fue marcado como triple por el gran lápiz del parque.
¿Nos estaremos volviendo más laxos con los criterios sobre las jugadas? ¿O quizás estamos siendo demasiado exigentes en el “esfuerzo ordinario”?
Es cierto, tienen razón, no es lo mismo el “esfuerzo ordinario” que, enfocándonos en elementos mexicanos, mostraban Mario Mendoza (con esas manos que cualquier neurocirujano podría envidiarle), José Luis “El Borrego” Sandoval, Heber Gómez o que aún muestra alguien como Carlos “Chispa” Gastelum, pero sí hay personas que logran definirlo de una mejor forma como: “el esfuerzo que un jardinero de habilidad promedio en una posición debe exhibir en un juego, con la debida consideración dada a la condición de las condiciones del campo y del tiempo.”
Las estadísticas son prácticamente una religión en el béisbol, más en los tiempos modernos, pero estas llegan a ser una completa pérdida de tiempo y papel si lo que se compila no corresponde a lo que en verdad ocurre, es ahora cuando la idea que le escuché en un momento a Alfonso Lanzagorta de hacer que los anotadores oficiales sean itinerantes como ocurre con las cuartetas de umpires.
Y es que con esto se evitaría tanto que se tenga la idea de que tenga una tendencia a favorecer a la novena local, así como reclamos del cuerpo técnico por no tener esa “protección” al jugar en su parque, dedicándose simplemente a impartir justicia en base a su criterio.
Esperamos sus comentarios, estamos a la orden en el twitter@JKrlos_Torres y el correo jctorres777@gmail.com de antemano gracias por el tiempo dedicado para leernos, aunque sea… De pisa y corre.
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