La afición respondió al llamado pese a los últimos resultados negativos de los Guerreros en la Liga MX y el reciente descalabro en Concacaf frente a Tigres que derivaron en el despido del técnico Salvador Reyes.
Antes de comenzar el partido, la afluencia de aficionados en el estadio ya era considerablemente grande, por lo que su presencia adornó el inmueble desde el primer minuto de juego. Por lo que respecta al cuadro hidalguense, se llegaban a ver pocas playeras azul y blanco en el estadio.
El primer tiempo no contó con las emociones necesarias para hacer vibrar al público, sin embargo, los aficionados se hicieron sentir al término de este, con aplausos a los jugadores santistas en su camino al vestidor, aunque también se alcanzaban a colar silbidos en tono de desaprobación por el mal momento que vive el equipo.
Para la segunda parte la afición se mostró más conectada con los momentos que se vivían en el partido, celebraban los aciertos de los Guerreros y reprochaban al rival las acciones que menos le favorecían a los locales.
Otro momento importante llegó con la ovación que proporcionaron al mediocampista Brian Lozano en su ingreso al campo, quien junto a Julio Furch había permanecido en el banquillo. A partir de entonces, los seguidores verdiblancos celebraban todas las acciones del uruguayo.
Caso contrario ocurrió con Ayrton Preciado, quién salió abucheado del terreno de juego cuando intercambió su lugar con Carlos Orrantia. Los aficionados no perdonaron al ecuatoriano y aprovecharon para recriminarle el descontento de sus actuaciones.
Al final los 20,202 espectadores que se hicieron presentes en el Corona no pudieron disfrutar de un triunfo de Santos, aunque sí fueron testigos del nuevo proceso que los Guerreros deben emprender para dejar atrás la campaña irregular que han tenido.