El partido entre Bayern Munich y Hoffenheim por la Jornada 24 de la Bundesliga ha sido noticia por los insultos y las pancartas de parte de la afición bávara contra el presidente y dueño del Hoffenheim, Dietmar Hopp. Pero también por el mensaje que dieron ambos equipos en el campo de juego.
La situación comenzó a la mitad del segundo tiempo cuando fanáticos del Bayern empezaron a insultar al presidente del Hoffenheim. El árbitro Christian Dingert dio el primer aviso de que si continuaba esto iba a suspender el partido.
Protestos da torcida do Bayern contra o bilionário Dietmar Hopp, dono marjoritario do Hoffenheim, e a Federação Alemã resultaram na paralisação da partida de hoje, pela Bundesliga. pic.twitter.com/efvQru8qiU
— O Canto das Torcidas (@OCantoOficial) February 29, 2020
En el minuto 77, el partido se volvió a interrumpir. Esta vez los insultos fueron más graves y se vieron pancartas contra Hopp. A raíz de esto, todos los jugadores del Bayern mostraron su fastidio y pidieron que terminen con esto. Lo mismo hizo el técnico Hans Flick.
¡INSÓLITO LO QUE PASÓ ENTRE HOFFENHEIM Y BAYERN!#BundesligaxFOX Luego de parar el partido por la pancarta en contra de Dietmar Hopp, los 22 futbolistas reanudaron el partido y decidieron "cascarear" en solidaridad con el directivo de los locales hasta el minuto 90 pic.twitter.com/WHeV7vK7u3
— FOX Sports MX (@FOXSportsMX) February 29, 2020
Hasta Hasan Salihamidzic y Oliver Kahn, como parte de la directiva bávara, se metieron al campo de juego para mostrar su desaprobación. En tanto, Karl-Heinz Rummenigge se acercó a Hopp para pedir perdón por esta situación.
El partido fue detenido unos minutos y ambos equipos se fueron al vestuario. Minutos después, regresaron, pero ambos equipos decidieron no jugar más el partido. Se estuvieron pasando la pelota por algunos segundos hasta que, finalmente, dejaron de hacerlo y sólo hicieron pasar el tiempo. Con el tiempo cumplido, sólo hubo aplausos de parte de todos y una gran muestra de apoyo al presidente del Hoffenheim.
Hopp es dueño de la empresa de software "SAP" y es una de las personas más ricas de Alemania con una fortuna estimada en 5.300 millones de euros. Las críticas hacia él se deben a que es inversor del Hoffenheim, además de acusarlo de crear un "equipo artificial" en la ciudad de Sinsheim, de sólo 35.000 habitantes.